No todas las novedades parecen obedecer a criterios basados en la seguridad vial

La nueva Ley de Seguridad Vial, redactada para que puedan ejecutarse, posteriormente, los consiguientes cambios en el Reglamento de Circulación, trae consigo ciertas novedades con las que, desde Aesleme, como Asociación dedicada a la prevención de accidentes, no podemos estar del todo de acuerdo, pues no parecen obedecer a intereses y criterios basados en la seguridad vial.

A lo largo de 2013, ya entramos en el debate sobre aumentar la velocidad a 130km/h en determinados tramos y quedó claro nuestro punto de vista, que incluye el desacuerdo sobre que se haya endurecido la norma contra el uso del alcohol al volante –que, por supuesto apoyamos, pues somos partidarios de al volante 0,0 alcohol-, pero no contra la velocidad: la multa por ir a 150 km/h seguirá suponiendo 50 euros (pronto pago) y no conllevará la retirada de puntos. Y no solo eso, además ya han asentado las bases para poder incrementar el límite en algunos tramos: los estudios demuestran un aumento en la gravedad de la lesiones  a mayor velocidad y solo esperamos que aquellos tramos que consideren óptimos para este aumento del límite a 130km/h, estén auditados adecuadamente; los paneles variables ofrezcan una información clara y no confundan al ciudadano y sean los mínimos tramos posibles.

Y sobre el uso obligatorio del casco para los ciclistas en ciudad, que se fijará para los menores de 16 años, nos preguntamos ¿qué diferencia hay, en cuanto a lesiones, entre una caída de la bici de un joven de 15 y otro de 17 años o una persona de 45, con o sin casco? Y ¿es un buen modelo que el padre salga a montar en bici con su hijo de 14, uno sin casco y otro con él?

En cuanto a otro punto que ha creado bastante polémica, aquel que pasará a responsabilizar al conductor que atraviesa un coto de caza y que atropelle a un animal, aunque circule respetando las normas, creemos que puede generar casos de desamparo cuando dicho conductor sufra lesiones graves o fallezca, y parece que el cambio obedece más a la presión del sector cinegético que a la intención de proteger a los automovilistas.

Sí nos parece positiva, sin embargo, la nueva disposición por la que se facilita el intercambio transfronterizo de información sobre infracciones de tráfico, pues España es un país turístico y los extranjeros deben respetar también las normas, además, ellos forman parte, en caso de accidente, de nuestras cifras de víctimas cuando están en España, cifra que queremos continuar bajando año tras año.

Igualmente, apoyamos la creación del Registro Nacional de Víctimas de Accidentes de tráfico, que permita disponer de la información necesaria para determinar las causas y circunstancias del accidente, pero espero que también registre, en caso de que se produzcan heridos graves, qué tipo de lesiones se han producido, coordinándose con Sanidad, y que queden reflejados los nuevos casos de lesiones irreversibles.

Cursos de recuperación del Carné por puntos

Muy positiva también nos pareció la marcha atrás del PP en el Senado, en cuanto a los cambios que iban a introducir en los Cursos de recuperación de puntos del carné, dado que una liberalización en un tema tan delicado como la formación y la sensibilización de conductores que cometen infracciones graves, podía haber hecho perder la esencia del carné por puntos, que tan buenos resultados está dando.

Para Aesleme, lo más importante es que, ahora, la DGT, que ha de determinar los nuevos requisitos para ampliar la impartición de los Cursos a otras autoescuelas,  decrete unos requerimientos más exigentes, si cabe, o al menos igual que los de ahora, y desde luego, no al contrario.
Han pasado 8 años desde la implantación del Carné por puntos, consideramos que deberían  revisarse los contenidos de los cursos (actualizar los datos y los contenidos, las presentaciones audiovisuales, los estudios, etc).

Por otra parte, la figura de la víctimas de accidente de tráfico debería de ser un requisito obligatorio y no depender de la decisión de la autoescuela, ya que estamos convencidos de que nuestra participación es clave para un cambio de actitudes, como muestran los estudios realizados tanto por la Universidad de Valencia como por la Politécnica de Madrid.

Al igual que la participación del psicólogo debería de contar con más horas, para poder organizar un programa más amplio, que no dure solo una hora y, en todo caso, víctima y psicólogo deberían participar siempre en los cursos y no como hasta ahora, que hay que elegir entre un contenido u otro.