Ayer conocí la triste noticia del fallecimiento del Doctor Juan Angel García Reneses, Médico rehabilitador en la Unidad de lesionados medulares del Hospital La Paz.
Fue mi médico cuando en 2006 sufrí mi lesión medular. Nunca estuve sola, pero la verdad que afrontaba cada día, cuando todos se iban, era que vivía dentro de un vacio que a su vez caía por un precipicio, devastada mi identidad y sin puntos de referencia a los que agarrarme para parar la caída, más allá de la pulsión de salir adelante por mis hijos de 1 y 4 años. Y en ese contexto había que tomar decisiones importantes.
García Reneses entró en mi habitación como un huracán y me ubicó sin permiso ni miramientos en el marco de referencia que me permitió reconstruir mi vida. Yo era una parapléjica -y me describió todo lo que conllevaría para el resto de mi vida-, además iba a ser independiente y sabía que yo, Eva, lo iba a hacer. Empezaba ya, en ese preciso instante. Me quería fuera pronto, porque mis dos hijos, y cualesquiera otras cosas ahí fuera, me estaban esperando. Ya está. Me guiñó un ojo, me tocó la punta de mi pie inerte y salió como una exhalación de la habitación. En aquel momento yo era incapaz de procesar, si quiera su actitud. Y sencillamente me dejé llevar.
El primer día de gimnasio, atada con una sábana a mi silla, lo sentí llegar trás de mí como un tornado, se acercó al que sería mi primer fisio -mi querido Gastón- y le grito alto .... "te traigo un Brown Squad precioso ..... precioso...dale caña!". Me enfurecí y empecé.
Al principio cada día se asomaba a la puerta del gimnasio y si tenía suerte me daba cuenta. Sin decir palabra hacía un gesto a Gastón y miraba mis progresos.
Facilitó con una eficacia quirúrgica cada informe suyo, lo que me permitió gestionar mi nueva condición administrativa, sin el menor problema. Y eso, también es mucho.
Hablamos poco y nos entendimos a la perfección. Era imposible permanecer mucho tiempo frente a él porque corría todo el tiempo, física, mental y anímicamente, pero si habías establecido conexión con él, sus ojos y sus manos te hablaban a lo lejos, por los pasillos cuando te lo cruzabas... y si necesitaba decirte algo importante te llamaba saltándose agendas y protocolos.
En ese gimnasio conocí a Nuria Perez, mi querida y admirada amiga, que formaría parte del equipo de Aesleme. Porque Juan Angel, además de todo, decidió pasar a la acción y crear una Asociación para la prevención de accidentes de tráfico.
Querido García Reneses, has sido para muchas personas, determinante en momentos radicales y devastadores de sus vidas. De mi vida. Mi forma de darte las gracias es decirte que rehice mi vida, que soy independiente y feliz y que gracias a tí, todo el apoyo que tenía a mi alrededor y yo misma, pudimos focalizarnos y concentrar los esfuerzos en el camino que tu señalabas
Descansa en Paz , aunque nunca quieto, un guiño en la distancia.